Se encuentra ubicada en el sureste del departamento de Rocha, más precisamente en el kilómetro 271 de la ruta nacional Nº10. Se sitúa frente al mar y junto a la desembocadura del arroyo con el mismo nombre en el Atlántico.
La mejor opción para llegar a ella es ir hasta la localidad de Rocha por ruta nacional Nº 9 y ahí tomar la ruta provincial Nº 10. Son aproximadamente 160 los kilómetros que las separan de la ciudad de Punta del Este y se encuentran a 275 kilómetros de la capital Montevideo.
Es la Meca de las personas fanáticas del Mar, la arena, el sol y la informalidad de las vacaciones.
Muy poco urbanizado, recibe un público fiel con predominio de intelectuales.
Un tanto informal y de apariencia tranquila, es de gran "agitación" nocturna.
Cuenta con una magnífica playa y enormes dunas vecinas - Cerro de la Buena Vista -, a las que se llega caminando hacia el sur, luego de cruzar el arroyo y andar durante una hora, bien protegido del sol.
La magnificencia de más de 3.000 ombúes, cargados de siglos, agrupados en el conjunto botánico más grande del mundo, brinda un espectáculo majestuoso, único e imperdible.
Recios e imponentes, alcanzan tamaños absolutamente inimaginables, sin perder la particularidad de cada ejemplar.
Una parte del bosque de ombúes puede ser visitada navegando por el curvilíneo arroyo Valizas. Para ello, hay que llegar hasta el puente que cruza el arroyo, sobre la ruta 10 y contratar el servicio de guía especializado. En bote, se recorren los cinco kilómetros que distan a la naciente del Valizas en la laguna de Castillos, donde se encuentra la entrada al bosque.
La travesía dura veinte minutos y es un paseo en sí mismo. Se avistan gran número de biguaes, patos de distintas especies, garzas blancas y moras, teros y teros reales, cigüeñas, gallinetas, cuervillos, cisnes de cuello negro, gansos blancos y chajaes.
El área habilitada del bosque del Estado, bordea la ribera de la laguna con más de cien ombúes. Muchos de ellos crecieron abrazados a recios coronillas, en una asociación que despierta la curiosidad de los técnicos y los mantiene estudiando esa simbiosis, para tratar de explicarla. Hasta el momento, las experiencias demostrarían que, si crecen juntos desde un principio, convivirán sin problema, pero una vez que una de las dos especies creció, si se intenta implantarle la otra al lado, no le permitiría el desarrollo.
Si bien la falta de anillos en su tronco impide determinar la edad de un ombú, se estima que hay ejemplares de más de 400 años, cálculo basado en la coronilla con el que se simbiotiza. A diferencia de los bosques exóticos, los nativos son solidarios y permiten la coexistencia de varias especies vegetales en un mismo espacio. Aquí puede apreciarse la convivencia de ombúes, talas, ceibos, espinillos, arrayanes, enviras, burucuyaes, por nombrar las más notorias. Prospera también, gran riqueza de fauna.
HISTORIA
No es fácil preciar exactamente en qué fecha aparecen las primeras referencias de Barra de Valizas, pero se tiene conocimiento que, desde la época de la conquista española, ya se sabía de los manantiales de agua dulce que emergen desde las dunas, arroyo cuesta arriba a pocos metros de la costa. La historia cuenta que los marinos buscaban resguardo en la vahía de Castillos cuando arreciaba el pampero y en esos manantiales se abastecían de agua para sus largos recorridos.
Por el año 1717 el pirata francés Etienne Moreau , se dedicaba (entre otras cosas) al contrabando de cueros de vacunos que faenaba en esta zona y desarrolló su actividad hasta que, el 25 de mayo de 1720, un enfrentamiento con tropas enviadas por Don Bruno Mauricio de Zabala al mando de Don Antonio Pando y Patiño pone fin a esa actividad clandestina.
Posteriormente llegaron los primeros pobladores, algunos oriundos del lugar y otros, sobrevivientes de alguno de los naufragios sucedidos en esta zona, como consecuencia de ello el Río de la Plata fue denominado por el marino francés de apellido Boucarot como el "infierno de los navegantes" al escribir el primer Manual de Navegación en el año 1857.
La contigüidad del arroyo con el mar, las tierras fértiles y la buena pesca eran pruebas suficientes para los fundadores, que inicialmente se situaron en el actual margen sur del arroyo, agrupados en rancheríos que terminaron enterrados bajo la arena a consecuencia del avance de las dunas, luego de años de existencia. Hoy se puede observar algún resto de construcción cuando el arroyo erosiona las dunas y lo deja al descubierto. Ante esta realidad la mayoría partió, y otros cruzaron el arroyo para instalarse del otro lado, lejos del avance de las dunas pero cerca del arroyo y del mar que les daba vida.
Se encuentra ubicada en el sureste del departamento de Rocha, más precisamente en el kilómetro 271 de la ruta nacional Nº10. Se sitúa frente al mar y junto a la desembocadura del arroyo con el mismo nombre en el Atlántico.
La mejor opción para llegar a ella es ir hasta la localidad de Rocha por ruta nacional Nº 9 y ahí tomar la ruta provincial Nº 10. Son aproximadamente 160 los kilómetros que las separan de la ciudad de Punta del Este y se encuentran a 275 kilómetros de la capital Montevideo.
Es la Meca de las personas fanáticas del Mar, la arena, el sol y la informalidad de las vacaciones.
Muy poco urbanizado, recibe un público fiel con predominio de intelectuales.
Un tanto informal y de apariencia tranquila, es de gran "agitación" nocturna.
Cuenta con una magnífica playa y enormes dunas vecinas - Cerro de la Buena Vista -, a las que se llega caminando hacia el sur, luego de cruzar el arroyo y andar durante una hora, bien protegido del sol.
La magnificencia de más de 3.000 ombúes, cargados de siglos, agrupados en el conjunto botánico más grande del mundo, brinda un espectáculo majestuoso, único e imperdible.
Recios e imponentes, alcanzan tamaños absolutamente inimaginables, sin perder la particularidad de cada ejemplar.
Una parte del bosque de ombúes puede ser visitada navegando por el curvilíneo arroyo Valizas. Para ello, hay que llegar hasta el puente que cruza el arroyo, sobre la ruta 10 y contratar el servicio de guía especializado. En bote, se recorren los cinco kilómetros que distan a la naciente del Valizas en la laguna de Castillos, donde se encuentra la entrada al bosque.
La travesía dura veinte minutos y es un paseo en sí mismo. Se avistan gran número de biguaes, patos de distintas especies, garzas blancas y moras, teros y teros reales, cigüeñas, gallinetas, cuervillos, cisnes de cuello negro, gansos blancos y chajaes.
El área habilitada del bosque del Estado, bordea la ribera de la laguna con más de cien ombúes. Muchos de ellos crecieron abrazados a recios coronillas, en una asociación que despierta la curiosidad de los técnicos y los mantiene estudiando esa simbiosis, para tratar de explicarla. Hasta el momento, las experiencias demostrarían que, si crecen juntos desde un principio, convivirán sin problema, pero una vez que una de las dos especies creció, si se intenta implantarle la otra al lado, no le permitiría el desarrollo.
Si bien la falta de anillos en su tronco impide determinar la edad de un ombú, se estima que hay ejemplares de más de 400 años, cálculo basado en la coronilla con el que se simbiotiza. A diferencia de los bosques exóticos, los nativos son solidarios y permiten la coexistencia de varias especies vegetales en un mismo espacio. Aquí puede apreciarse la convivencia de ombúes, talas, ceibos, espinillos, arrayanes, enviras, burucuyaes, por nombrar las más notorias. Prospera también, gran riqueza de fauna.
HISTORIA
No es fácil preciar exactamente en qué fecha aparecen las primeras referencias de Barra de Valizas, pero se tiene conocimiento que, desde la época de la conquista española, ya se sabía de los manantiales de agua dulce que emergen desde las dunas, arroyo cuesta arriba a pocos metros de la costa. La historia cuenta que los marinos buscaban resguardo en la vahía de Castillos cuando arreciaba el pampero y en esos manantiales se abastecían de agua para sus largos recorridos.
Por el año 1717 el pirata francés Etienne Moreau , se dedicaba (entre otras cosas) al contrabando de cueros de vacunos que faenaba en esta zona y desarrolló su actividad hasta que, el 25 de mayo de 1720, un enfrentamiento con tropas enviadas por Don Bruno Mauricio de Zabala al mando de Don Antonio Pando y Patiño pone fin a esa actividad clandestina.
Posteriormente llegaron los primeros pobladores, algunos oriundos del lugar y otros, sobrevivientes de alguno de los naufragios sucedidos en esta zona, como consecuencia de ello el Río de la Plata fue denominado por el marino francés de apellido Boucarot como el "infierno de los navegantes" al escribir el primer Manual de Navegación en el año 1857.
La contigüidad del arroyo con el mar, las tierras fértiles y la buena pesca eran pruebas suficientes para los fundadores, que inicialmente se situaron en el actual margen sur del arroyo, agrupados en rancheríos que terminaron enterrados bajo la arena a consecuencia del avance de las dunas, luego de años de existencia. Hoy se puede observar algún resto de construcción cuando el arroyo erosiona las dunas y lo deja al descubierto. Ante esta realidad la mayoría partió, y otros cruzaron el arroyo para instalarse del otro lado, lejos del avance de las dunas pero cerca del arroyo y del mar que les daba vida.
En ambas orillas, la captura de la corvina negra y el tiburón se hacia a poca distancia de la ribera o desde la misma, y a consecuencia de la abundante pesca se instaló una compañía pesquera (La Copur) con flota propia, en el lado de las dunas. Contaba con una pista de aterrizaje que utilizaban los propietarios de la compañía.
En ese entonces no existía buenos caminos y los viajes se realizaban, en carro tirado por animales o a caballo. Viajar a Montevideo era una verdadera travesía.
Lo que hoy conocemos como el pueblo de Barra de Valizas era un extenso arenal, que luego fue moderado por las forestaciones de MGAP, y los ranchos que paulatinamente se iban localizando ahí. Tampoco el arroyo seguía el curso que tiene actualmente, en aquella época la desembocadura estaba frente a la actual calle principal, siendo la pequeña laguna un rastro de ese curso de agua. El origen del nombre Barra de Valizas o mejor dicho Balizas, está aún hoy en día en discusión.
Una leyenda cuenta que los antiguos habitantes ponían luces móviles en la costa para engañar a los navegantes que creían divisar un puerto y acababan estrellados en las rocas mientras los "ponchos negros" que así se les denominaba de los bandidos que habitaban en la zona asaltaban los restos de los naufragios y de ahí el nombre Balizas.
Otros cuentan que en la boca de la laguna Castillos, donde nace el arroyo Valizas rodeado por el bosque de ombúes había un cruce que se caracterizaba por ser bajo y que era utilizado por los viajeros que se trasladaban desde y hacia Río Grande, ese paso era señalizado con unas estacas que iban de orilla a orilla, de ahí el nombre arroyo Balizas, posteriormente denominado Valizas.
En ambas orillas, la captura de la corvina negra y el tiburón se hacia a poca distancia de la ribera o desde la misma, y a consecuencia de la abundante pesca se instaló una compañía pesquera (La Copur) con flota propia, en el lado de las dunas. Contaba con una pista de aterrizaje que utilizaban los propietarios de la compañía.
En ese entonces no existía buenos caminos y los viajes se realizaban, en carro tirado por animales o a caballo. Viajar a Montevideo era una verdadera travesía.
Lo que hoy conocemos como el pueblo de Barra de Valizas era un extenso arenal, que luego fue moderado por las forestaciones de MGAP, y los ranchos que paulatinamente se iban localizando ahí. Tampoco el arroyo seguía el curso que tiene actualmente, en aquella época la desembocadura estaba frente a la actual calle principal, siendo la pequeña laguna un rastro de ese curso de agua. El origen del nombre Barra de Valizas o mejor dicho Balizas, está aún hoy en día en discusión.
Una leyenda cuenta que los antiguos habitantes ponían luces móviles en la costa para engañar a los navegantes que creían divisar un puerto y acababan estrellados en las rocas mientras los "ponchos negros" que así se les denominaba de los bandidos que habitaban en la zona asaltaban los restos de los naufragios y de ahí el nombre Balizas.
Otros cuentan que en la boca de la laguna Castillos, donde nace el arroyo Valizas rodeado por el bosque de ombúes había un cruce que se caracterizaba por ser bajo y que era utilizado por los viajeros que se trasladaban desde y hacia Río Grande, ese paso era señalizado con unas estacas que iban de orilla a orilla, de ahí el nombre arroyo Balizas, posteriormente denominado Valizas.
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